5 CONSEJOS PARA SUPERAR TU PRIMER JUICIO CON ÉXITO

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Por fin ha llegado el gran día de tu primer juicio.¡Enhorabuena!

Seguramente te encuentras entre nervioso y entusiasmado. Y no es para menos, ya que actuar en sala es, además de un gran paso en tu carrera profesional, una gran responsabilidad.

Y es que la celebración de un juicio no es un simple acto protocolario. Es una fase crucial para la defensa de los intereses de tu cliente, en la medida en que la resolución que se dicte va a depender, en gran parte, del resultado de la prueba practicada, por lo que una buena actuación será determinante a la hora de conseguir los objetivos deseados.

Con esto no pretendo asustarte, sino todo lo contrario. Ahora que ya sabes lo mucho que te juegas, te animo a que, desde el primer día, prepares todas tus intervenciones debidamente y les saques el máximo partido.

A continuación te dejo cinco consejos que si los sigues, te ayudarán a superar tu primer juicio con éxito.

 

1. Lleva el asunto bien preparado

Llevar bien preparado el asunto que tenemos entre manos es un requisito indispensable para asegurar una buena defensa de los intereses de nuestros clientes.

El dominio de cuestiones tales como definir los hechos controvertidos, localizar con soltura los documentos, analizar y prever los argumentos y las pruebas de la otra parte, conocer el contenido de declaraciones previas o conocer la normativa y jurisprudencia aplicables, se convierte en fundamental a la hora de abordar tu primer juicio con seguridad y confianza.

En todo caso, debes recordar que llevar el asunto bien preparado no equivale a memorizar el escrito de demanda o contestación, ni tampoco las preguntas que realizarás en los interrogatorios, ni mucho menos las conclusiones. Sino que supone controlar el expediente. Conocer todos sus detalles relevantes, de forma que los puedas interiorizar y tenerlos muy presentes durante toda la celebración del juicio.

Además, cuanto más y mejor conozcas el expediente, menor será la incertidumbre con la que te encuentres y, en consecuencia, mayor será el control que puedas ejercer sobre lo que vaya sucediendo.

 

2. Mantén la calma

En mayor o menor medida, todos los abogados hemos experimentado una sensación de intranquilidad, desasosiego y nerviosismo antes de nuestros primeros juicios, por lo que si tú también te sientes así, no debes asustarte. Es algo normal e, incluso, deseable.

Sentir un cierto nerviosismo no es nada malo, indica que estás activo y en alerta. El problema viene cuando tus nervios te traicionan, te bloquean y te limitan. Para evitar esta segunda situación, es aconsejable mantener la calma, ya que cuando estás tranquilo mejora tu concentración, tu capacidad de reacción y tu rendimiento en general.

Recuerdo a un colega en uno de sus primeros juicios verbales. Estaba tan nervioso que después de afirmarse y ratificarse en su escrito de demanda, no escuchó a la otra parte allanarse íntegramente a sus pretensiones. Cuando el juez le dio traslado para alegaciones, en lugar de realizarlas respecto del allanamiento, procedió a proponer prueba como si de adverso se hubiese formulado oposición. Su respuesta causó cierto shock en el auditorio. Después, hubo de reconocer que no se había enterado de nada y solicitar que reiterasen lo dicho. Al final salvó la situación, pero lo cierto es que hubiese podido evitar el mal trago de haber estado tranquilo, concentrado y escuchando activamente.

Para estar menos nervioso, es aconsejable que duermas bien la noche anterior (o al menos que lo intentes), que lleves el asunto bien preparado, que llegues con tiempo (sobre todo si no conoces la distribución el juzgado), que realices unos ejercicios de respiración antes de entrar en sala y que mantengas una actitud positiva. Verás como poco a poco, a medida que se va desarrollando la vista o el juicio, de forma natural irás relajándote y ganando confianza.

 

3. Haz un esquema que incluya las principales fases del juicio

Al principio es importante que hagas un esquema acerca del desarrollo de la vista o el juicio al que te vas a enfrentar. No es necesario que apuntes todo, paso por paso, pero sí es aconsejable que hagas una pequeña guía que te permita seguir el pleito y actuar debidamente.

Ten en cuenta que, incluso dentro de un mismo orden jurisdiccional, existen diferencias entre procedimientos y se supone que tú las conoces con exactitud. Pues no es lo mismo un juicio por un delito leve que un juicio oral de un procedimiento penal abreviado. Tampoco es igual el desarrollo de la vista de un juicio verbal que la celebración de un juicio ordinario civil.

Repasar la estructura del juicio en cuestión, con la ley procesal en la mano, y hacer un pequeño esquema, te ayudará a lograr una intervención procesal adecuada en tus primeros juicios.

 

4. Prepara las preguntas de los interrrogatorios

Tómate tu tiempo en confeccionar las preguntas que vas a formular a las partes, testigos y peritos.

Aunque es habitual que termines improvisando a la luz de las respuestas de los interrogados, de entrada, es recomendable llevar una batería de “preguntas esenciales”. Con esta lista de preguntas no sólo te asegurarás de que no se te queda nada en el tintero por preguntar, sino que también, podrás echar mano de ella si te quedas en blanco o el interrogatorio empieza a discurrir por caminos que te resultan poco favorables.

En cualquier caso, cuando prepares las preguntas recuerda hacerlo del modo en que indica la ley. Que sean preguntas claras y precisas. Evita las que sean impertinentes, inútiles, sugestivas y capciosas, ya que lo más seguro es que, si no son así, el juez te las inadmita.

Generalmente el interrogatorio de nuestro cliente así como el de testigos y peritos de parte suelen ser bastante fácil, por cuanto lo normal es que tú te hayas entrevistado con ellos previamente y conozcas su posición antes los hechos. No obstante, mayores dificultades suele entrañar el interrogatorio de los testigos y peritos de la otra parte, que nunca sabes por dónde te van a salir. Así que para evitar sorpresas intenta ir preparado y anticiparte a sus contestaciones.

Además de la formulación de las preguntas confeccionadas, no es menos importante que prestes atención a todo cuanto se dice, ya que puede que salgan argumentos nuevos o hechos con los que no contabas y que no debas dejar pasar.

Si quieres saber más sobre como preparar un buen interrogatorio te aconsejo que leas el artículo: 10 consejos para hacer un interrogatorio eficaz.

 

5. Prepara un esquema con los alegatos finales

Aunque el esquema final de conclusiones es más un instrumento de tranquilidad que de utilidad, es aconsejable que, en tus primeros juicios, cuentes con un pequeño guión que incorpore todos los puntos que quieres dejar claro en tu resumen final.

Y digo que el esquema de alegaciones finales es más un instrumento de tranquilidad que de utilidad, por cuanto, si bien es cierto que las alegaciones finales sirven para realizar una valoración de la prueba practicada e intentar convencer al juez de que tu postura es la correcta, a esas alturas del pleito, es más que probable que él ya haya alcanzado sus propias conclusiones y que, por más que tú insistas, poco las vaya a cambiar.

No obstante, contar con un pequeño guión de alegatos finales puede ser muy útil en la medida en que facilitará tu exposición en caso de que te quedes bloqueado y te permitirá hacerlo de una forma sintética y ordenada.

Recuerda que únicamente debes utilizar un pequeño guión que oriente tu exposición, pero, bajo ningún concepto, debes hacer una reproducción literal del mismo. Ten en cuenta que la fase de alegaciones finales sirve para realizar una valoración del desarrollo del juicio y, salvo que seas adivino, no tendrás forma de anticiparte a lo que pueda ocurrir.

En más de una ocasión he visto a algún compañero que, por reproducir literalmente sus conclusiones, alegó hechos que no resultaron probados, y que incluso nunca habían sido discutidos, y omitió hacer referencia a otros relevantes que sí habían sido objeto de prueba, con la consiguiente estupefacción de todos los presentes, incluido su cliente.

Así que por favor, evita que a ti te ocurra lo mismo. Limítate a utilizar un guión de alegatos finales en el que incluyas, entre otras, la acción ejercitada, la normativa aplicable y la posición jurisprudencial. Posteriormente, recuerda completarlo y relacionarlo debidamente con el resultado de la prueba practicada en al acto del juicio. Si quieres obtener algunas ideas de como hacerlo lee este artículo.

Y tú ¿sigues alguno de estos consejos para afrontar tus juicios? ¿Tienes algún otro consejo que te gustaría compartir? Cuéntanoslo, estamos deseando conocerlo.

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